El libro de Ezequiel es uno de los libros proféticos más interesantes del Antiguo Testamento. En él se encuentran muchas historias y enseñanzas que nos invitan a reflexionar sobre nuestra vida y nuestra relación con Dios. Una de estas historias es la de Ezequiel 24:15-18, que nos invita a pensar sobre qué es lo que realmente nos importa en la vida.

El pasaje de Ezequiel 24:15-18 nos muestra a un profeta que ha perdido a su esposa y está pasando por un momento de gran dolor. En medio de su sufrimiento, Dios le pide que no llore ni haga duelo por ella, sino que siga adelante con su trabajo profético. ¿Qué nos quiere decir este pasaje sobre nuestras prioridades en la vida?

Deléitate en el Señor

En primer lugar, el pasaje nos invita a reflexionar sobre en qué nos deleitamos en la vida. En lugar de estar triste y preocupado por la muerte de su esposa, Dios le pide a Ezequiel que se deleite en él. Esto nos muestra que, a pesar de las dificultades y los dolores que podamos enfrentar en la vida, nuestra mayor fuente de alegría y consuelo debe ser Dios.

¿Qué es lo que realmente importa?

En segundo lugar, el pasaje nos invita a pensar sobre qué es lo que realmente importa en la vida. Ezequiel podría haber pasado todo su tiempo llorando y lamentándose por la muerte de su esposa, pero en lugar de eso, Dios le pide que se concentre en su trabajo profético. Esto nos muestra que, en lugar de centrarnos en las cosas que no tenemos el control debemos enfocarnos en aquellas que sí podemos controlar y que realmente importan en nuestra vida.

¿Cómo podemos aplicar esto en nuestra vida?

Por un lado, el mundo ofrece muchos placeres y deleites temporales. Podemos disfrutar de la comida, la música, el cine, los deportes y muchas otras actividades. Estas cosas pueden hacernos sentir bien temporalmente, pero a menudo nos dejan vacíos y anhelando más. Además, muchos de los placeres del mundo son destructivos y nos alejan de Dios. La Biblia nos advierte sobre los peligros de la lujuria, la codicia y el amor al dinero, entre otros.

Por otro lado, Dios nos ofrece el mayor deleite de todos: Él mismo. La Biblia nos dice que en Su presencia hay plenitud de gozo y que Su amor es mejor que la vida misma. Cuando nos deleitamos en Dios, encontramos satisfacción duradera y paz interior. Además, el deleite en Dios nos lleva a una vida de santidad y obediencia, lo que nos acerca a Él y nos permite experimentar Su amor y Su gracia en nuestras vidas.

Es importante recordar que el deleite en Dios no significa que nunca debamos disfrutar de las cosas que el mundo ofrece. La comida, la música y las actividades recreativas son regalos de Dios para nuestro disfrute. Sin embargo, cuando nos deleitamos en estas cosas más que en Dios, estamos poniendo nuestra felicidad en algo temporal y limitado en lugar de en el Creador de todo lo que es bueno y bello.

¿Qué dice la Biblia sobre el deleite en el Señor?

La idea de deleitarse en el Señor se encuentra en varios pasajes de la Biblia. Por ejemplo, el Salmo 37:4 dice: «Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón». También el Salmo 16:11 dice: «Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre».

Estos versículos nos muestran que el deleite en el Señor es una actitud fundamental para nuestra vida espiritual. Cuando nos deleitamos en el Señor, encontramos la fuerza y el consuelo que necesitamos para enfrentar las dificultades y los dolores de la vida, y también experimentamos una profunda alegría y satisfacción que no podemos encontrar en ninguna otra cosa.

Conclusión

En resumen, el pasaje de Ezequiel 24:15-18 nos invita a reflexionar sobre nuestras prioridades en la vida y sobre la importancia de buscar deleitarnos en el Señor. Cuando nos enfocamos en aquello que realmente importa en nuestra vida y mantenemos nuestra relación con Dios en el centro, encontramos la fuerza y el consuelo que necesitamos para enfrentar cualquier dificultad.

Así que, como cristianos, debemos preguntarnos: ¿En qué nos estamos deleitando? ¿Estamos buscando satisfacción en los placeres del mundo o en la presencia y el amor de Dios? Recordemos que sólo en Él encontraremos la plenitud de gozo y la satisfacción duradera que nuestras almas anhelan. Así que animo a todos a buscar deleitarse en el Señor en todo momento, y a concentrarse en aquello que realmente importa en la vida.