«Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y velen conmigo» Mt 26:37-38
La biblia es inerrante y es palabra de Dios pero también en ella encontramos parte de la vida del hijo de Dios; Jesús, las cuales podemos aplicar a nuestras vidas diarias y cotidianas. La angustia apareció en la vida de Jesús haciendo la voluntad de Dios. En nosotros viene por lo mismo o por lo contrario.
Mateo nos cuenta que la noche que lo arrestaron, Jesús “comenzó a angustiarse y afligirse” Mt 26:36. Él estaba angustiado porque su cuerpo cargaría el pecado de todos nosotros y él sabía que eso significaría la separación con su padre.
Entonces, intentemos profundizar en todo el relato de Mt 26:36-46 para que aprendamos como Jesús manejo esas emociones negativas que inundaron su alma. Lo primero que veo que en su momento más difícil Jesús se retira a orar; intencionalmente, va a ese monte a suplicar. Va con todos sus discípulos y luego se retira o se separa a orar con sus discípulos más cercanos a solas. Él sabe que del trono de la gracia siempre habrá socorro oportuno. Habrían de pasar cosas horribles, el amado del cielo se postra y abre su alma, aquel que todo lo sabe se rinde en suplicas ante su padre. En esto vemos que no hay que ser autosuficiente sino dependiente en Dios. No es parlotear y gritar alto sino demostrar que necesitamos ayuda, gracia, dirección…
Otra cosa que podemos aplicar para manejar tiempos difíciles del alma, es que Jesús buscó personas intimas y les expresó como se sentía, dice la palabra: “Se llevó a Pedro y a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y comenzó a afligirse y angustiarse. Les dijo: «Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y velen conmigo» Mt 26:37-38. La reina Valera dice: “mi alma está muy triste”. Esos amigos no le iban a señalar ni a juzgar.
No obstante, no abrió su corazón a todos sino a los más próximos. El Espíritu Santo no inspira a Mateo a decir si estos tres le contestan a Jesús pero en lo que reparo es en lo que hizo Jesús, no se aisló. Por propensión, lo primero que hace la angustia es hacernos creer que los demás no nos entenderán y nos aislamos, dejamos de congregarnos, no deseamos hablar, y muchas cosas que nos arrinconan y nos hacen mas susceptibles espiritual y emocionalmente.
Igualmente, me gusta ver que elige a tres amigos que no eran perfectos, Pedro el impulsivo y la pareja de hermanos Jacobo y Juan los que querían cargos políticos. Quiere decir que para superar la angustia, me vendrá bien abrir mi corazón a amigos cercanos que aunque no sean perfectos amen a Dios, amigos cercanos que Dios ha puesto en la iglesia que aunque fallan te entienden y oran contigo en tus momentos más amargos.
Otra cosa importante que hizo Jesús, es orar apelando al plan de Dios, dice: “hágase tu voluntad”. Es la oración que siempre Dios escuchará. Un alma embargada por la tristeza experimenta paz y descanso cuando se rinde a la voluntad de un Dios poderoso que todo lo gobierna, lo orquesta y diseña con amor.
Medita en cómo y dónde estás. Profundiza estos textos y plantéate imitar a Jesús quien fue experimentado en dolores. También intenta ser amigo cercano sin señalar. Si estas en angustia o en valles de sombras de muerte recuerda orar, pues Dios es un Dios de cerca y no de lejos, y en su infinito amor te ha dado amigos de carne y hueso que te pueden acompañar en medio de cualquier situación y te escucha siempre.
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