Tras años de pandemia del Covid-19, muchos preguntan si es el fin, como pasó en la iglesia de Tesalónica,  muchos se están dejando “Mover por modos de pensar, conturbados por espíritus” (2 Tes 2:1-16) y por falsas informaciones.  Analicemos lo que pareció un punto final, pero no fue así, sino el comienzo de la historia de redención que nos salvo.  

Piensa en Adán y Eva, cometieron un error que les costó la separación de Dios, la salida de ese maravilloso lugar llamado Edén y otras consecuencias que ni siquiera conocían como dolor, muerte, cansancio.

 Entonces el primer matrimonio, empieza a vivir con los efectos de la caída, siendo muy conscientes que después que Dios había creado todo de la nada, hermoso y perfecto para ellos, en una sola decisión (que demostró cuanto dudaban de lo que Dios había dicho) empiezan a vivir lo desconocido alejados de su creador.

 El tiempo sigue su curso y a ellos les nace su primer hijo: Caín. Eva, confiesa: “Por voluntad de Dios me ha nacido varón”, pienso que especuló que era ese hijo que aplastaría la serpiente. Luego le nace Abel.

El pecado se extiende en el corazón

 Entonces, vemos como el pecado se extiende en el corazón de Caín quien mata a Abel, sigue la desdicha de dolor y muerte. De los primeros nacidos uno quita la vida y el otro no existe más. En este espacio de la historia, parece que hay un punto y final. 

 Adán y Eva ven y sienten en su piel el dolor de la perdida por segunda vez. Tal vez, experimentan confusión y seguro desesperanza. ¿Y ahora qué? ¿Si hubiera redes sociales que escribirían los medios informativos?

 Bueno, Caín sigue vivo pero él aborreció a Dios, tuvo descendencia pero eran hombres malos y crueles. ¿Cómo habrán encajado Adán y Eva estos acontecimientos? ¿Se habrán planteado que era el fin? ¿Seguirían creyendo que vendría uno que triunfaría sobre mal? Pero no es punto y final. 

Para él no hay nada imposible

  Este es el panorama: Caín y su generación entregado al maligno, Eva sin más hijos varones; parece que es el peor final, el menos esperado y el difícil de cambiar; aquel evento que determinará lo que pasará. Pero no, Dios, el mismo que de la nada creo todo lo que ellos ven, está en su trono y reina sobre todo y “Para él no hay nada imposible” (Jeremías 32:27).

 Yo siempre que lo leo, no puedo evitar sentir que parece que no hay solución, que parece que el mal queda triunfando.   Pero sigo leyendo: “Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín.  Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová”  (Génesis 4:25-26). Entonces no es punto y final sino un punto y seguido.

 Es por eso, que alego, que el final de la historia de nuestro mundo no queda determinado por eventos, ni por lo que sienta, lo que vea o lo que digan; sino por lo que Dios ya ha establecido y decretado, es decir, todo terminará  cuando Dios ponga concluya su plan redentor.

Dios es desde el principio y hasta el final, el todopoderoso.

 Nada de lo que estaba ocurriendo en la vida de Adán y Eva podría detener el plan de Dios, ni lo hará ahora.  El enemigo de nuestras almas siempre ha estado trabajando con sus súbditos para atacar los planes divinos y Dios levantará, creará y preservará su remanente para que le invoquemos.

 El plan de Dios era traer a la nación que traería al mesías (Israel), para de ese mesías (Jesús) traer en sus alas salvación para todos. La parte del plan que queda por cumplir es reunir a los que les invocan con él y destruir la maldad y el maligno para siempre.

 En ese trascurso de tiempo nada depende de ningún ser creado, gobierno o espíritu sino de su voluntad y lo que ha determinado antes de la fundación del mundo.

 En nuestras vidas juzgamos las circunstancias a la luz de lo que vemos ¿Sera que podríamos cambiar de cosmovisión sobre la vida bajo el sol? ¿Sera que indistintamente de la realidad actual, creemos que Dios está trabajando en un plan mayor que sobrepasa nuestras vidas? ¿Está trabajando Dios en la pandemia? ¿El anticristo me debe asustar? ¿La vacuna es el sello de la bestia?

 Solo se, que: “Dios es nuestra guía, el señor es nuestro gobernante, el señor es nuestro rey” (Isaías 33:22).  El punto y final, lo pondrá nuestro Dios, en sus manos estamos y si el enemigo ruge a través de los gobiernos, a través del miedo, de la desinformación; sabes qué: ¡No le temas! Jehová gobierna y guía a este mundo con poder y el tendrá la última palabra.