Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo (Tito 3:4-5)

   En nuestro mundo siempre ha habido gracia o favor de Dios.  En Génesis lo advertimos cuando a pesar de que la primera pareja pecó, Dios les busca, les viste y le da una promesa de restauración.

En seguida Dios elige un hombre; Abraham para de él traer un pueblo que mostrara su amor; estas son muestras de la bondad de Dios a su mundo.  Venida la ley mosaica, Dios provee un medio de gracia para acercar al hombre a él.   Pero ese no es lo perfecto.

Luego en el tiempo de Dios, él manda a su hijo nacido de mujer a instaurar un nuevo orden mundial; donde todos podían acercarse a él sin importar raza, lengua o nación, como está escrito “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó”

En esta nueva normalidad, Su hijo Jesús es el único camino de vuelta a Dios; ya no son los ritos.  Jesús establece la verdad que nos hace libres y nos da una nueva vida abundante y eterna.  El motivo de esta nueva normalidad instaurada por Cristo es que todo aquel que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.

En esta nueva realidad, nadie sobrevira sino toma las medidas correctas; debe aceptar a Jesús como su salvador y señor (dos beneficios que demandan del creyente cambiar su mente).

Cuando cumplas ese requisito de creer, entonces se te dará un sello en tu corazón, es la garantía de que perteneces a este nuevo orden mundial, confirma que perteneces a Dios (Efesios 2: 8-9).  Ese sello es irrevocable.  Producirá cambios en tus emociones, mente y pensamientos; ese sello es el Espíritu de Dios.

Otro beneficio del sello, de este nuevo orden mundial, es que te da inmunidad frente a la ira de Dios.  Además de que te renueva, convence de maldad y santificara tu ser. En este punto tu alma producirá anticuerpos para combatir contra el pecado.

El sello de que antes hablé te confirma como hijo de Dios, “Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5).

Ese nuevo orden mundial ya está instaurado, ¿eres parte de los protegidos por Cristo?  Si no lo eres, te puedo decir que todavía hoy puedes decidir creer en Jesús y ser bendecido por él. Puedes decidir volverte a Dios y conocerle teniendo una amistad real con él.

Has un alto en tu vida, y piensa que destino tendrá tu alma, piensa en cómo vivirás en un mundo cada vez más lleno de maldad sin Dios, piensa en que Dios no quiere que nadie se pierda, sino que todos se vuelvan a él; por eso envió a su hijo por ti y por mí.  Recuerda: “cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó.