El era antorcha que ardía y alumbraba y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz. (Juan 5:35 )
En esta cita de hoy, Jesús está hablando de Juan Bautista. En este momento Jesús está en su segundo año de ministerio y específicamente la audiencia original eran judíos. De esta manera tan ilustrada dice que Juan Bautista fue “una entorcha que ardía y alumbraba” para señalar el celo de Juan y su ministerio; que dio luz a las personas de su época, es decir, dio palabras de sabiduría después de más de 400 años de silencio.
Es una realidad, que podemos apreciar al leer de Juan el Bautista, como verdaderamente la nación fue impactada por su mensaje.
Sin embargo, ellos Vivian en oscuridad espiritual aunque tenían rollos traducidos en las lenguas de la época a su disposición y maestros que enseñaban, la palabra de Dios no moraba en ellos (Jn 5:38). Es lo mismo que pasa hoy día, disponemos muchos recursos bíblicos pero la palabra de Dios no domina nuestras vidas.
Los cristianos de nuestra generación deberíamos ser como Juan Bautista, ser “antorcha que arden y alumbran”. Deberíamos con la ayuda del Espíritu, disipar las tinieblas, desmentir más las mentiras y el engaño, pues somos hijos de luz. Deberíamos procurar arder y alumbrar más.
Sin embargo, hemos olvidado nuestro cometido y nos enfocamos mas en las cosas que nos traen ganancias, que nos acomodan y nos gustan; descuidando así nuestra antorcha.
Es Jesús que dice esto de Juan, ¿Qué diría de mí?
Dios nos ayude y aunque nos consumamos en ello; podamos arder y alumbrar más. Sabiendo que somos luminares en un mundo lleno de oscuridad, que somos la antorcha de nuestros hijos, amigos y familiares; que no olvidemos que arder y alumbrar es nuestro propósito.
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