Resumen
No te cargues, trabaja para Dios en el sitio que estés y confíale a él los resultados.
Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. (Romanos 11:36)
Con cuánta frecuencia olvido que todo lo creado es de Cristo. Solemos engañarnos pensando que nuestras vidas son nuestras, nuestros hijos son nuestros, el ministerio, las finanzas…y la lista de todas las cosas que son de Cristo (pero que creemos que nosotros manejamos y organizamos) son infinitas. Cada vez que pongo en mis espaldas las cosas que son de Cristo, me siento como “Cristiano” el personaje del progreso del peregrino, atada y cansada.
Esto no significa que debemos descuidar las cosas que Dios nos ha confiado (no cuidar de nuestras familias, de nuestras iglesias, etcétera) lo que significa es que todo lo que hacemos, lo haremos sabiendo que la mano poderosa de Dios nos ayudará siempre.
Es lo que le pasó a Elías en 1 Reyes 19 al 21; olvidó que la mano poderosa de Dios hace lo imposible. Elías, empezó a cargar sobre él las calamidades de Israel. No mucho antes el valiente profeta se había enfrentado sin temor a Acab y sus falsos profetas y días después, está en la cueva con una falsa sensación de no poder lograr sus objetivos espirituales.
No obstante, como “Todas las cosas son de Él, por Él y para Él”; es decir que él gobierna todo, en su economía divina , Dios tiene todo preparado para que sus planes de bien se cumplan en cielo y tierra (1 Reyes 19: 15-18). Dios tiene reservados dos reyes (Jazael que sería coronado en Siria y Jehú para Israel), un profeta sucesor (Eliseo) y 7000 israelitas fieles.
Me gusta mucho como lo expresa Ana Ávila en su libro Aprovecha bien el tiempo: “Puedo trabajar duro sabiendo que Dios usa cada esfuerzo. Puedo descansar tranquilo sabiendo que el resultado final está en las manos de Dios”.
En palabras mías; no te cargues, trabaja para Dios en el sitio que estés y confíale a él los resultados, pues como todo es para Él mismo, él se encargará que salgan según sus designios.
Alabemos al señor, pues todas las cosas él las está manejando y no hay ninguna que se le escape. Pidámosle al Padre celestial, que nos ayude a recordar que él está en su trono.
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