Las promesas bíblicas
son el ancla del alma en tiempos de tormentas internas. Solo atesorando lo que ha salido de la boca de Dios podemos resistir las batallas de la vida sin desfallecer.
En el Salmo 25:15 David dice: “Mis ojos están siempre hacia Jehová, Porque él sacará mis pies de la red.”
En todo el salmo David eleva su alma a Dios, cuando se siente atrapado ante sus enemigos. Este es un salmo acróstico, es decir, cada versículo empieza con una letra distinta del alfabeto hebreo y aunque no hay alabanzas plasmadas en sus 22 versos, lo que sí se puede notar es la confianza de David en Dios a pesar de los problemas que está viviendo, por eso dice con certeza sin igual “mis ojos están mirando hacia Jehová.”
No obstante, es en la promesa: “Sacará mis pies de la red” donde nos detendremos en esta ocasión.
La red puede representar todas las situaciones desesperantes que pueden atrapar el espíritu. Aquellas circunstancias que te mantienen estancado y confundido pero que si depositas toda tu confianza en el señor, Él puede liberarte para siempre. Entonces la red se podría representar por, aflicción, duelo, angustia, problemas financieros, decepción, malas decisiones…
“David está representado en este Salmo como en una fiel miniatura. Su santa confianza, sus muchos conflictos, sus grandes transgresiones, su amargo arrepentimiento y sus profundas angustias están todos aquí; para que veamos el corazón mismo del “ Hombre conforme al corazón de Dios.
Charles Spurgeon
Sacará tu pie de la red
En suma, David sabe que si mira a Dios y espera en su misericordia no permanecerá para siempre en esa situación que le acongoja. El salmista depende de la guía de Dios y eso le sostiene para seguir creyendo.
¿Parece que los problemas no cesan? ¿Piensas, que nunca saldrás de esa contrariedad que te agobia? Pues, haz tuya esta promesa: “Sacará tu pie de la red.” Hay un futuro para ti y no es que permanezcas en tristeza. No hay nada imposible para nuestro señor y la dificultad que te embarga y te abraza, no tiene la última palabra, sino el Dios del cielo, cuyo poder no tiene límites.
Que bueno, amén. Que el señor bendiga a la persona que lo hizo.